Frente a aquellas empresas que se han resistido a subirse a la nube estos años atrás, siempre postergando la decisión a otro momento, se ha impuesto una realidad que nadie pudo prever. Los sistemas de trabajo a distancia han pasado en unas semanas de ser una fuerte tendencia a una obligación imperante.
Sin duda, la manera más eficiente de poder teletrabajar con normalidad es a través de servicios cloud o «en la nube». Las plataformas cloud, por tanto, continúan consolidándose. Y si ya lo hacían a gran velocidad, durante esta crisis la demanda de este tipo de servicios se ha disparado. Y no es para menos. La tecnología cloud nos permite acceder a nuestras bases de datos y programas informáticos desde cualquier lugar en el mundo. Es decir, nos permite seguir trabajando, en este caso, desde casa. Algo que hoy se ha convertido en la tabla de salvación de miles de empresas.
Sobre la seguridad de la infraestructura cloud
Esta situación nos está demostrando que hoy en día es fundamental poder acceder a nuestro trabajo a través de Internet. Miles de personas mantienen hoy su empleo gracias a esta tecnología. Los detractores del cloud, sin embargo, centran sus recelos ante estos sistemas poniendo de relieve una supuesta falta de seguridad. Una razón que, sin embargo, es más que discutible.
Cualquier sistema informático está expuesto a amenazas, esté en la nube o no. El hecho de acceder a los datos en modalidad cloud no nos hace per se más propensos a un ataque informático. La gran diferencia es que, en la nube, las fronteras se difuminan. Pero, de hecho, las infraestructuras cloud, al estar sustentadas por fuertes corporaciones, potentes bases de datos y sistemas de seguridad compartidos, nos permiten tener unas características en materia de seguridad a las que difícilmente podríamos acceder por nosotros mismos con un sistema «on premise».
Pasarse a la nube es ya una necesidad. ¿Cómo lo hago?
El avance es imparable. Y esta crisis, como cualquier otra a lo largo de la historia, está haciéndonos avanzar todavía más rápido. Como profesionales debemos aprender a abrazar el cambio, ya que el que sepa adaptarse sobrevivirá.
Muchas empresas se muestran inquietas a la hora de migrar los sistemas a entornos cloud. ¿Tengo que tener todos los datos en la nube? Existen distintas opciones de gestión que, en un función de las necesidades y el tamaño de cada empresa, pueden funcionar mejor. Un buen abanico de opciones situadas entre la mudanza «total» a la nube y la gestión híbrida, utilizando tanto recursos on premise como cloud. Y no existe una fórmula mágica para todos.
Para saber cuál es la mejor opción para cada empresa, es necesario analizar cada caso individualmente. Y por supuesto, la Ciberseguridad debe ser una prioridad. Resulta fundamental, pues, contratar estos sistemas siempre a una empresa de confianza que nos ofrezca respuestas y un buen respaldo ante cualquier incidencia.
Es interesante también conocer dónde están alojados, así como el nivel de seguridad, de los datacenters en los que se va a almacenar la información. Por ejemplo, en Daemon4 trabajamos con proveedores de datos alojados en España y Alemania, y calificados con el máximo nivel Tier4. Esto significa que el centro garantiza una operatividad del 99,995%, o lo que es lo mismo, que sólo puede dejar de funcionar durante 26 minutos al año.
¿Qué puedo hacer yo para aumentar la seguridad de mis sistemas?
Como ya hemos comentado, los datacenter cuentan con sistemas de seguridad infinitamente más fiables y robustos que los que un servidor on premise por sí solo puede ofrecer. Porque estas plataformas dan servicio a distintos clientes y es precisamente esto lo que beneficia al que lo contrata. Podemos beneficiarnos de unos servicios de seguridad «compartida» que son muy superiores a los que uno puede acceder de forma aislada.
Del mismo modo, los programas informáticos en modalidad SaaS (software como servicio) nos dan la posibilidad de utilizar recursos muy avanzados con «pago por uso», beneficiándonos así de potentes desarrollos a los que no podríamos acceder desde la programación a medida. Además, al tratarse de programas en la nube nos ofrecen ventajas como el acceso a nuestro trabajo desde cualquier lugar.
[En Daemon4 ponemos al servicio de nuestros clientes numerosas opciones en entornos cloud, como nuestras aplicaciones B2B, B2C o CRM, o nuestros programas de gestión Expowin, Multiplo o dProduction ERP; todos ellos cuentan con una versión en la nube que ya utilizan muchos de nuestros clientes. Consúltanos.]
Pero además, es importante no caer en el error de delegar completamente la responsabilidad de la seguridad a la empresa proveedora. Debemos formar y concienciar a los usuarios del sistema para que puedan detectar y evitar posibles amenazas. Los primeros interesados en no tener fallos de seguridad somos nosotros mismos.
Nuestros empleados, por tanto, han de ser capaces de aplicar ciertos protocolos de seguridad en sus equipos y dispositivos. Por lo general se trata, simplemente, de aplicar el sentido común a las operaciones que realizamos, ya que la «burbuja» de seguridad de la oficina se rompe cuando nos conectamos con dispositivos personales que de por sí pueden presentar brechas de seguridad.
¿El reto? No volver atrás
Si algo nos está enseñando esta crisis es que pasar a trabajar a un entorno web no requiere de un plan tan a largo plazo como pensábamos. Casi de un día para el otro cientos y cientos de puestos de trabajo han cambiado la oficina por un portátil en casa sin mayores complicaciones.
El entorno cloud se impone como la solución ante un escenario tan inusual. Veamos la oportunidad dentro de la solución temporal: total flexibilidad y recursos infinitamente escalables. Seamos capaces de aprovechar el empujón y potenciar los servicios cloud que ya se estaban implantando anteriormente de forma más tímida.
A partir de ahora tenemos que ser capaces de no retroceder. Aprovechemos lo bueno de esta situación, saquemos más partido a las oportunidades que nos traen los tiempos difíciles. Este modelo de trabajo a distancia se nos ha revelado como factible. Seamos ahora capaces de flexibilizar implantando modelos híbridos de empleo entre la oficina y el hogar, facilitando el movimiento de horarios y lugares de trabajo.